Como especialista en SEO siempre he estado atento a un fenómeno particular que nada tiene que ver los “movimientos sísmicos” del algoritmo de Google. Y es que mucho antes de que la IA entrase como un elefante en una cacharrería en el buscador, alterando los resultados SEO, hemos sido testigos de incrementos de tráfico relacionados con catástrofes a lo largo y ancho de nuestro planeta.

El binomio desastre natural y tráfico SEO lo hemos vivido en numerosas webs de turismo que gestionamos, tanto propias como de clientes. Me vienen a la cabeza muchos ejemplos, desde el volcán islandés Eyjafjallajökull en 2010, las repetidas – y afortunadamente tranquilas erupciones del Volcán Etna en Sicilia-, el huracán de Octubre de 2023 en la costa de Acapulco o al reciente aviso en 2025 de tsunamis de Santorini.

“Terremotos” en el tráfico SEO

En octubre de 2023, los fuertes vientos de Otis dejaron daños devastadores en Acapulco que casi dos años después son visibles. Solo hay que observar la gráfica de Google Trends para observar el pico de búsquedas en ese periodo.

El caso más reciente es el de Santorini, con la alarma por posibles tsunamis que incluso ha llevado a parte de la población a abandonar la isla griega.

A partir de todas las noticias sobre los peligros -infundados o exagerados no es nuestra labor juzgarlos-, el crecimiento en búsquedas que se observa tanto en Google Trends, como en el Search Console de nuestra web de Santorini, vive unos picos de impresiones y clicks notables.

¿Oportunidades para los expertos en SEO?

En ocasiones la desgracia, el morbo o la preocupación ante un viaje inminente a esos destinos mueve a los usuarios a buscar en Google y devorar la información sobre lo sucedido.

A algunos les sirve para descubrir dónde está localizado ese volcán, pueblo, montaña, río o asteroide. A otros les mueve conocer el estado de los daños de un lugar en el que quizá viajaron en el pasado o al que tienen idea de viajar próximamente.

Pero de lo que no hay duda es que, siempre y cuando el incidente no haya sido devastador, el efecto bola de nieve de la información puede servir como herramienta de promoción de un destino.

Lógicamente no se trata de disfrutar o aprovecharse de las desgracias, como hemos visto a menudo en el universo de las redes sociales con generadores de contenidos que inciden en el drama ajeno. Es precisamente todo lo contrario, tratar de ofrecer información veraz y contrastada de si hay un peligro real o no, y de no alarmar a viajeros que pensando que el frente de una guerra a 2 mil km es razón para cancelar un viaje a un país cercano.

De hecho, este mismo año hemos conocido como la Oficina de Turismo de Islandia está dando a conocer una ruta de los volcanes menos conocidos. Es un trayecto de 700 km desde la península de Reykjanes, al sur de la capital Reikiavik, hasta las cercanías del volcán Öræfajökull. Eso sí que es visión turística.

Y tampoco hay duda de que el reclamo de la lava volcanes activos como el de la isla de Stromboli, o las fumarolas de Vulcano, ambos en el archipiélago siciliano de las Eolias, suponen un incentivo turístico importante, y sobre todo sin suponer un peligro físico al viajero o la población cercana.

Dicho todo esto, seguiremos ojo avizor a los cambios en nuestro maltrecho planeta que algunos se empeñan en llevarlo al abismo negando el cambio climático y los efectos que tiene en la naturaleza y en un ecosistema en el que somos parte responsable de su cuidado.